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San Walabonso, María y Niebla


C uenta la historia de estos dos mártires provenientes del pueblo de Niebla que sobre los años 829 y 831 d.C. nacieron en las afueras del pueblo de Niebla, en un antiguo arrabal, una casita que hoy en día está convertida en una ermita en su honor. La historia de estos mártires comienza con sus progenitores. El padre, un cristiano del pueblo de Niebla y la madre, una mujer musulmana de Córdoba a la que logra convertir al cristianismo que él profesaba y con la que tiene dos hijos: Walabonso, el menor y María, la primeriza. Tras el nacimiento de ambos hijos en su pueblo natal se trasladan a la ciudad de la madre, a Córdoba. Aunque una vez allí y debido a su religión, tienen que trasladarse al pueblo de Froniano, en las montañas cordobesas, para no vivir en el ambiente de opresión que se respiraba en Córdoba. Durante su estancia en el pueblo, una desgracia ocurrió en la familia, la madre murió, según cuentan las leyendas por unos lobos en el bosque, es así que el padre decide profundizar en el camino de Dios y se hace clérigo. Al no poder hacerse cargo de sus hijos, Walabonso fue entregado al monasterio de San Félix, en el mismo pueblo donde vivían, mientras que María fue enviada al cenobio de Cuteclara, en Córdoba. Durante su estancia en el cenobio se distinguió en todas las virtudes, mientras su hermano Walabonso, que era el menor, fue ascendiendo en las órdenes sagradas hasta llegar al diaconado. Pero al cabo de un tiempo, Walabonso y algunos compañeros suyos fueron martirizados por la fe que profesaban, Walabonso se presentó al cadí para defender a su divino Redentor, por lo que pocos días después fueron decapitados. María, aunque orgullosa del martirio de su hermano, estaba muy afectada por su pérdida y lloraba muy a menudo por él. Fue ahí cuando, como cuenta la leyenda, Walabonso se le apareció a una compañera de María para implorarle que no llorara más por él, que pronto estarían juntos. Desde entonces María sintió la vocación del martirio y deseaba morir por Cristo. Fue por esta razón, por la que un día María abandona el monasterio para entregarse a las autoridades y padecer el martirio por Jesucristo. Ante el tribunal, María declaró ser hermana de Walabonso, a quienes habían decapitado e injurió a Mahoma y al Islam, tachándolos de falsos y diabólicos. Esto provocó la ira de los jueces, quienes las ataron con cadenas y las metieron en la cárcel. Allí permaneció junto a su compañera Fora, en una estancia que tuvo que resultar durísima para ambas, ya que tiempo después se encontraron con un momento de retracción de sus palabras para poder obtener la libertad. Por ello, San Eulagio intervino para que ambas mártires recobraran sus fuerzas y continuaran con lo que habían empezado. Y así fue, cuando fueron llevadas de nuevo con los jueces se reafirmaron en su odio al Islam y a Mahoma, por lo que fueron sentenciadas a muerte. Hoy en día se venera la memoria de estos mártires el día 7 de junio por San Walabonso, día en el que fue degollado en el año 851 d.C., y el 24 de noviembre por Santa María de Córdoba, que, junto con su compañera Flora, fueron degolladas en ese día, el mismo año que Walabonso.


„ Niebla te sorprenderá, vive la Cultura y el Patrimonio del Condado de Huelva. Esta año celebramos el 650 aniversario de la fundacion del Condado de Niebla por el Reino de Castilla”